El diagnóstico conductual, se fundamenta en los dos puntos siguientes:
primero, un enfoque conductual hacia el estudio del comportamiento humano;
segundo, la aplicación de los principios y relaciones funcionales que rigen la
conducta.
En la evaluación conductista se
evalúan los excesos, déficits y habilidades conductuales mediante preguntas
tales como: ¿Qué está haciendo el niño en forma explícita o encubierta, que lo
lleva al conflicto con su ambiente? ¿Cuáles son las variables que
potencialmente controlan estas conductas?
Se pone especial interés en la información empírica directa y altamente
individualizada.
Una manera conveniente de organizar la información obtenida en la
evaluación de una conducta desadaptada y que facilita la discriminación de
métodos específicos de tratamiento, se describe a continuación, según Goldried y Sprafkln (1976):
1. Estimulación. Estudiar la
estimulación externa o interna del ambiente que pudiera influir de alguna
manera en el comportamiento del niño.
2. Organismo. Evaluar el estado
biológico del niño, incluso las variables genéticas, neurológicas, bioquímicas
y mecánicas que afectan la forma de la conducta.
3. Respuesta. Medición de la
conducta motora, la conducta verbal cognoscitiva y la conducta emocional
fisiológica.
4. Contingencia. Relación entre
la conducta y sus consecuencias, incluso la frecuencia y el tiempo de los
resultados de la respuesta.
5. Consecuencia. Se refiere a
las consecuencias de la conducta, incluso los diversos sucesos agradables y
desagradables.
Como características del diagnóstico conductual podemos señalar las
siguientes:
1. Se elabora con base en la observación directa de la conducta: ¿qué
conducta ocurre, con qué dimensiones cuantitativas y ante qué estímulos o
situaciones ambientales?
2. Su resultado no es una etiqueta, sino un conjunto de
cuantificaciones de la conducta y de descripciones de las condiciones en las
que se observó ésta.
3. Es confiable, ya que se evalúa conductas: atender, seguir
indicaciones, etc.
El diagnóstico conductual más que un medio de clasificar, es una medida
de la ejecución de una persona en un momento dado, medida con la cual pueden compararse los
cambios producidos por los procedimientos
terapéuticos. Se mencionan tres preguntas que el diagnóstico debe
intentar responder:
1) ¿Cuál patrón conductual específico requiere cambios, ya sea en su
frecuencia de ocurrencia, en su intensa
duración, o en las condiciones bajo las cuales ocurre?
2) ¿Bajo cuáles condiciones fue adquirido este patrón y cuáles factores
lo mantienen actualmente?
3) ¿Cuáles son los mejores medios prácticos para producir los cambios
deseados en el usuario?
Una parte primordial del diagnóstico es la descripción de las
características más importantes del medio en el que el usuario vive. Con esta base se juzga lo apropiado de las
conductas que presenta. Otra parte importante del diagnóstico es la detección
de lo que podemos llamar relaciones funcionales viciadas, las cuales impiden la
adquisición de conductas más adaptativas o deseables, el diagnóstico debe incluir
la descripción de esas funciones viciadas, si las hay, el primer paso del tratamiento es
eliminarlas.
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